INTRODUCCIÓN
Cuando
se habla de Geopolítica a menudo se piensa en algo ajeno a las personas y la
vida diaria habitual, algo que compete únicamente a un reducido grupo de
individuos influyentes. Sin embargo, la Geopolítica y los conflictos que se
generan en el marco de la misma son comparables, salvando las distancias, con
otros fenómenos que se pueden considerar más próximos y cercanos en el espacio.
Como tal, la Geopolítica es susceptible de análisis a través de las ciencias
sociales que son capaces de aportar nuevos datos y estudios que contribuyan a
comprender mejor el fenómeno. Una de estas ciencias sociales es la
Criminología, desde la cual se ha prestado poca atención a su relación con la Geopolítica
y se hace necesario ahondar en ello pues no cabe duda de que las materias de
una y otra disciplina se complementan del tal forma que resulta imposible negar
la existencia de un vínculo, el cual pretende visibilizar a través del presente
trabajo.
Palabras
clave: criminología, geopolítica, terrorismo, análisis, relaciones internacionales.
ENSAYO
La
Criminología tiene un gran potencial para mejorar nuestra sociedad.
Prácticamente no hay ámbito alguno donde ésta no tenga cabida, desde el
asesoramiento en la investigación de casos de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad hasta asesoramiento en Ayuntamientos sobre prevención situacional, pasando
por la creación de programas de prevención y reacción en casos de violencia de
género, bullying, programas de tratamiento en instituciones penitenciarias, mediación
en cualquier ámbito, etc.
Sin
embargo, ya sea por desconocimiento o falta de ambición, en los estudios de Criminología no se han contemplado otros problemas, muchos de ellos con gran calado actualmente,
como es el caso del terrorismo, las relaciones internacionales y, en última
instancia, la geopolítica en general.
La
propia definición de la Criminología se ajusta a unos elementos que a priori parecen muy concretos y
delimitados: es la ciencia que se encarga del estudio del delito y la reacción
social frente el mismo, la víctima, el delincuente y los medios de control
social, tanto formales como informales. La matización de a priori se debe a que los conceptos mencionados han ido, y a día
de hoy siguen, evolucionando y desarrollándose dentro de la Criminología
abarcando concepciones más amplias y abstractas de los mismos. ¿Cómo encajan
estos elementos en un enfoque supraestatal, desde una perspectiva internacional?
El
delito concebido desde el derecho es aquél comportamiento tipificado en el
Código Penal. No es algo absoluto y permanente sino que, por el contrario, es
dinámico y depende de la sociedad, la cultura y el momento histórico donde
tenga lugar. Hay delitos en ciertos países que no están tipificados en otros e
incluso hay delitos dentro de un mismo país que antes no eran considerados como
tal y viceversa. Esto se debe a las grandes y diferentes presiones sociales que
van surgiendo para la penalización o despenalización de conductas así como los
intereses del gobierno de turno que esté en el poder. Actualmente, el problema es que no hay delitos propiamente
dichos donde los gobiernos tengan que dar cuenta de ello. Existen ciertos
acuerdos y convenios donde se establecen ciertas pautas a seguir así como las
consecuencias de su incumplimiento. Este es el caso por ejemplo de los acuerdos
sobre contaminación o algunos artículos de la OTAN y la Unión Europea. Con todo
ello, algunos países optan por no obedecer puesto que no hay ningún órgano que,
al margen de algunas consecuencias económicas o aislacionistas, pueda
obligarles a adoptar las medidas acordadas.
El
delincuente es el sujeto que realiza la acción delictiva. Normalmente se piensa
en una persona física o en un grupo de personas pero el concepto ha ido
variando. Actualmente, en muchos países también puede ser sujeto activo del
delito una persona jurídica, como por ejemplo, una empresa. Cabría preguntarse
en este sentido si, ampliando el filtro lo suficiente, un Estado podría llegar
a ser responsable de un delito. Rudolf Kjellén, pionero en el uso del término «geopolítica»,
consideraba que un Estado tiene vida, que es un organismo y que como tal, nace,
lucha por la supervivencia, se desarrolla, ejerce una influencia y llega a
morir[1]. Además,
en relaciones internacionales suele haber una personalización de los países y
se suele hacer referencia a ellos como entidades con capacidad de obrar y a su
capital como el centro neurálgico donde se coordina todo. Podríamos decir
entonces que, a nivel global, vivimos en una aldea de 195 personas, unos más
fuertes que otros, con unas necesidades específicas y unos intereses determinados
que siempre tenderán a ir encaminados a la supervivencia y al desarrollo propio.
Constantemente hay agresiones de unos países hacia otros y pugnas por el
control de los recursos limitados que nuestro planeta ofrece. Sin recursos, sin
alimento, un organismo no puede sobrevivir.
Soldado de Bronce reubicado en un cementerio militar |
Por
ejemplo, en 2007 se produjo algo insólito entre Estonia y Rusia. En la capital
estonia, Tallín, se encontraba aún la estatua del Soldado de Bronce, símbolo
conmemorativo de la liberación tallinesa por parte de los soviéticos durante la
Segunda Guerra Mundial. Los rusos tenían un cierto aprecio a la
estatua debido al reconocimiento al valor y heroísmo del Ejército Rojo
y su sacrificio contra la Alemania Nazi, mientras que para los estonios
significa el recuerdo de un largo período de opresión por parte de la URSS. Optaron
por retirarlo del centro de Tallín para recolocarlo en un cementerio dentro de
la misma ciudad. Las consecuencias fueron que de un día para otro, Estonia, un
pequeño país mayoritariamente informatizado y digitalizado, quedó bloqueada por
una serie de ataques de denegación de servicios (DoS) que dejaron al país
paralizado. Estonia no tardó en señalar a un culpable: Rusia. Y ésta no sólo no
escurrió el bulto sino que admitió su culpabilidad. En palabras del líder
parlamentario Sergei Markov: «sobre el ciberataque a Estonia, no busquéis más:
el ataque fue llevado a cabo por mi ayudante». Resulta que dicho ayudante era
líder de Nashi (Lo Nuestro), un movimiento de 120.000 jóvenes con grandes cualidades
en la informática que, aunque no trabajaban para el gobierno ruso, fue
organizado por los seguidores de Vladimir Putin para perseguir actividades
antipatrióticas[2]. Este es uno de los casos
donde los individuos llevan a cabo acciones aparentemente delictivas (falta de
tipificación) bajo la cobertura más o menos directa de un gobierno. ¿Quién
responde, el individuo o el Estado/nación? Al fin y al cabo al Estado lo forman
los individuos, pero es algo más que la mera suma de ellos.
La
víctima es el sujeto pasivo sobre el que recae la acción delictiva. Puede ser
una persona, un grupo o incluso un colectivo. Cabría esperar que del mismo modo
que un Estado puede ser responsable de un delito, de una transgresión o
vulneración de derechos de otro, éste último pueda tener la connotación de
víctima. Es más, al igual que una persona sigue un proceso desde el suceso
traumático hasta una total recuperación, un Estado también necesita de un
proceso para volver a una estabilidad después de una transgresión, además de
ciertas ayudas para evitar una recaída o el surgimiento de ciertos problemas
que eviten alcanzar el objetivo. Véase algunos (comúnmente y quizá mal llamados) Estados fallidos como Somalia y Libia,
u otros países a los que le esperan un largo y costoso proceso de recuperación
repleto de peligros como es el caso de Siria.
La
reacción social es un elemento valorativo, una graduación de rechazo-aceptación
de los comportamientos en sociedad. Un asesinato es un comportamiento muy
rechazado y reprochable en muchas sociedades mientras que la descarga de
material audiovisual, pese a estar penalmente castigado, no tiene esa
connotación tan negativa. Actualmente, el terrorismo y la amenaza nuclear que
levita entre las grandes potencias son objeto de gran alarma social en las
mismas y, sin embargo, otras acciones reprochables bajo el mismo criterio pasan
desapercibidas o ignoradas. Todo depende del cristal a través del cual se
observa, el actor que lleve a cabo el acto reprochable o la capacidad de
esconderlo bajo defensa de valores e ideales plausibles como los derechos
humanos.
Los
medios de control social son elementos que influyen, guían o impiden que un
individuo lleve a cabo acciones gravosas en sociedad. Los medios de control
social formal son aquellos que están creados específicamente para tal propósito
como son la Policía, la justicia penal o, a nivel internacional, la OTAN o la
ONU. Los medios de control informal son aquellos que sin estar específicamente
destinados a ello impiden que un individuo delinca. Ejemplo de ello es la
vigilancia mutua entre los individuos de la sociedad, pero también la escuela y
los medios de comunicación. Los medios de comunicación a nivel internacional
tienen un importantísimo papel ya que todo lo que no sea contado por ellos no
existe para nosotros. Ni que decir tiene que los gobiernos tienden a tomar
medidas y ejercer presiones para que ciertos sucesos no sean contados o para
que otros de menor entidad ocupen un plano central. La finalidad es hacer ver
la buena actuación del gobierno o legitimar una acción que en otras
circunstancias no contaría con el apoyo popular.
Además,
una persona titulada en Criminología no puede mantenerse al margen de los sucesos internacionales
puesto que muchos de ellos, por no decir todos, tienen una consecuencias más o
menos palpables dentro de un Estado/nación concreto pudiendo llegar a ser un
elemento precipitador de ciertas actividades delictivas dentro del mismo. Esto
puede ser constatado por diversos acontecimientos, entre los cuales destaca la
intervención de Estados Unidos de América y sus aliados en Iraq. Este suceso internacional
actuó como factor motivacional, entre otros, para el surgimiento de diferentes
grupos terroristas en la zona, así como también contribuyó a fomentar la brecha
y avivar el conflicto intrarreligioso latente en el país y otras consecuencias
igualmente destacables desde un punto de vista criminológico. Otro claro
ejemplo de la relación entre acontecimiento geopolítico y delincuencia (y, con
ello, Criminología) es la actual situación de Libia tras la intervención
extranjera en el derrocamiento del gobierno de Muamar Gadafi. El país,
convertido en Estado fallido, es objeto de numerosos y variados delitos entre
los que se puede encontrar delincuencia organizada como tráfico de personas,
armas, drogas o terrorismo.
Allá
donde haya un conflicto está presente la Criminología en sus distintas
vertientes. Esta es una idea fundamental que debe quedar grabada a fuego puesto
que la guerra no es otra cosa sino violencia organizada donde el criminólogo
debe intervenir, especialmente en las consecuencias que esta produce.
Los
conflictos interestatales o los interétnicos que se producen en las relaciones
internacionales bajo la cobertura del paraguas de la geopolítica y la
gobernanza mundial son susceptibles de análisis criminológico. En este sentido,
un criminólogo posee recursos de investigación que puede emplear para analizar
los conflictos que se producen en cualquier parte del mundo y, siendo más
ambiciosos, proponer líneas de actuación encaminadas a la reconstrucción de una
sociedad destruida total o parcialmente por un conflicto bélico.
A
nuestro juicio, resulta interesante el papel que juega la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) en este último aspecto por su implicación en la ayuda a
las sociedades devastadas y, especialmente, por sus labores de reconstrucción
de las mismas, donde la Criminología tiene mucho que aportar. Son diversas las
organizaciones supranacionales dedicadas al asesoramiento en materia de
delincuencia y seguridad sobre todo en países en vías de desarrollo como es el
caso de África con el Institute for
Security Studies (ISS).
Hasta
ahora se ha presentado la aportación de la Criminología hacia los conflictos
geopolíticos como una contribución de carácter meramente civil, pero ¿se podría
hablar de la función criminológica en un contexto militar? Las Fuerzas Armadas
en la actualidad no están concebidas única y exclusivamente para hacer la
guerra, como cabría esperar debido a la historia que ostentan. También es
destacable su labor humanitaria para con otros Estados o regiones donde la
población se encuentra bajo guerras y hambrunas importantes. Es en este
apartado donde cabe introducir la Criminología como una herramienta para la
estabilización de determinadas comunidades y la restauración de la convivencia
desde el punto de vista de las Fuerzas Armadas que colaboran en estas labores.
Ejemplo de ello pueden ser las diferentes misiones de paz en las que participa
el Ejército español como Afganistán, Líbano o Bosnia.
CONCLUSIÓN
Los
elementos que integran la definición de Criminología pueden ser concebidos desde
una perspectiva más amplia como bien se ha mostrado. No obstante, esta
concepción presenta ciertas dificultades y obstáculos que no termina de
permitir una perfecta extrapolación. A nuestro juicio, los principales
problemas son dos:
- Los países no son considerados como personas jurídicas y no existe un derecho penal que los haga responsable de sus acciones. Además, algunos de los países más importantes tienen destacados puestos en la OTAN y la ONU que le permiten desatenderse de cuestiones cruciales de necesaria resolución especialmente cuando les afecta a éstos.
- Muchas acciones reprochables que se llevan a cabo actualmente no podrían ser consideradas delictivas aunque puedan suponer un potencial riesgo y traspasen ciertas líneas ético-morales. Véase por ejemplo el tema de la venta de armas. La economía es la base de todo y el comercio supone una gran fuente de ingresos donde las armas juegan un papel relevante. En principio, vender armas no supone una actividad peligrosa pero no se puede decir lo mismo del posible uso que hagan los compradores.
Todo
lo señalado hasta este punto no es más que un humilde intento de visibilizar la
relación que guarda la Criminología para con el análisis geopolítico
internacional y sus repercusiones. La ciencia criminológica está en continuo
desarrollo y es necesaria una gran amplitud de miras a la hora de tratar
temáticas que tradicionalmente han pasado desapercibidas. Con estas líneas
pretendemos despertar el interés de los criminólogos presentes y futuros en la
geopolítica y las relaciones internacionales y abrir una nueva vía de
investigación para todos aquellos profesionales de esta ciencia que estén
interesados y que nunca antes se hayan planteado una posible relación.
La Criminología es una materia que se caracteriza fundamentalmente por
su amplitud e interdisciplinariedad debido al fenómeno que trata: la
delincuencia y todo lo relacionado con ella (delito, delincuente, víctima y
medios de control social). Es por ello por lo que a menudo tiene algo que
aportar en todos los diferentes ámbitos que tratan esta materia, y la
geopolítica no constituye una excepción. Cuando se violan las normas
internacionales o cuando se genera un conflicto siempre podrá aportar la
Criminología un análisis de los actores, las motivaciones, las víctimas, etc. Por
todo ello, animamos a la investigación y a toda contribución que ayude a
mejorar y hacer crecer.
[1] BAÑOS, P., ASÍ SE DOMINA EL MUNDO: DESVELANDO LAS CLAVES DEL PODER MUNDIAL, Barcelona,
2017, p. 34.
[2] SUÁREZ, A., EL QUINTO ELEMENTO: ESPIONAJE, CIBERGUERRA Y TERRORISMO. UNA AMENAZA
REAL E INMINENTE, Barcelona, 2015, pp 282-283.
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