martes, 19 de julio de 2016

EL FENÓMENO POKEMONGO


PONIÉNDONOS EN SITUACIÓN
Durante los últimos días hemos asistido al surgimiento de un nuevo fenómeno global que sorprende por su simpleza y sus características. El gigante de los videojuegos Nintendo ha desarrollado un nuevo juego para teléfonos móviles basado en su histórica marca: Pokemon. Esta saga surgió hace años y fue capaz de enganchar a muchos jóvenes a las pantallas de las antiguas videoconsolas como la GameBoy. El juego consiste en manejar a una persona que se dedica a entrenar pokemon, una especie de animales virtuales que poseen determinadas características. La finalidad es derrotar a otros entrenadores e ir “conquistando” gimnasios.
A simple vista no parece una novedad demasiado destacable el hecho de que esta empresa haya sacado a la luz una nueva entrega, puesto que ya ha creado numerosas de ellas. Sin embargo, esta vez es diferente. La clave del éxito radica en que cada persona, con su teléfono móvil, puede ser su propio entrenador, e ir “cazando” sus pokemon en el mundo real con la denominada “realidad aumentada”. El usuario debe activar el GPS de su dispositivo y le aparece su localización actual, así como el mapa del lugar son sus calles y edificios como si se tratase de Google Maps. En determinadas zonas aparecen indicaciones de que hay pokemon cerca y los jugadores deben buscar por las calles circundantes para encontrarlos.
Todo ello da la sensación de un simple juego más, un mero pasamiento sin peligro. Nada más lejos de la realidad. A los pocos días de uso ya se han registrado innumerables incidencias relacionadas directamente con el juego virtual. Y es que, las personas que lo usan a menudo pierden la noción de realidad y se alienan a la pantalla como si de una videoconsola se tratase, olvidando que se encuentran en el mundo real, donde hay peligros vitales más importantes que conseguir cazar un pokemon.
El juego, al que se le ha denominado PokemonGo, plantea una serie de controversias. Los pokemon susceptibles de ser cazados aparecen en cualquier lugar, sin distinción entre lugares públicos y privados. Por lo tanto, a muchas personas se les puede ocurrir entrar en una propiedad privada para conseguir su ansiado pokemon, un primer traspaso de la línea roja que separa la legalidad de la ilegalidad. Eso que parece una tontería supone un atentado contra el derecho fundamental de la inviolabilidad del domicilio, recogido en el artículo 18.2 de nuestra Constitución.


Bien usado, como la mayoría de personas hace, no tiene por qué suponer un peligro, sino todo lo contrario, una gran diversión que hace disfrutar a los apasionados de la saga de uno de sus sueños, ser entrenadores pokemon en la vida real. Pero a veces esta diversión es la que nos difumina la separación de lo real y lo virtual. Tal es el caso, que la Policía Nacional ha decidido elaborar un documento con una serie de recomendaciones y advertencias a la hora de jugar a esta entrega. “No te guíes solo por la emoción, tu seguridad es lo primero”, reza el documento. Del mismo modo advierte sobre los peligros antes comentados, la pérdida de la noción de realidad: “Estas jugando en el mundo real, no fijes solo la mirada en tu pantalla”.
Por otro lado, no solo se encuentran problemas reales con el juego, sino también dilemas éticos. Por ejemplo, la entrada en una iglesia, un santuario, para aumentar el número de pokemon en nuestras “pokeballs”. El problema no sería legal, puesto que cualquier persona puede acceder a una iglesia o catedral, pero sí puede plantearse desde una perspectiva ética, ya que puede ser moralmente inadecuado. De hecho, ya se han reportado problemas de este tipo, como la queja del Museo del Holocausto al hallarse pokemon en sus instalaciones.

¿Y QUÉ TIENE QUE VER LA CRIMINOLOGÍA?
                Bien, puesto que muchas personas no saben hacer un buen uso de dicho juego, no saben dónde poner los límites en el tiempo o el espacio, no saben diferenciar lo real de lo virtual ni ser capaces de atender a peligros reales mientras se atiende a cosas banalmente virtuales, observamos que este fenómeno está dando lugar a nuevas oportunidades para cometer delitos así como el incremento de los mismos, y como es lógico, esto nos concierne a nosotros.
Y es que la “la realidad aumentada” de PokemonGo está consiguiendo crear “problemas aumentados” a lo largo de todo el globo. PokemonGo ha generado:
  • Accidentes de tráfico
  • Precipitaciones al vacío
  • Vulneración de la propiedad privada
  • Accidentes varios posiblemente evitables si se hubiera puesto atención
  • Etc

Además, en ocasiones este juego tiene la capacidad de reunir a una multitud de gente por la aparición de un pokemon legendario (un pokemon especial, vamos) en un lugar determinado. Los conglomerados de personas son propicios para la comisión de ciertos delitos debido a que aumentan determinados factores para cometerlos así como una disminución de la vigilancia y el control que normalmente disuaden de llevarlos a cabo.


NUESTRA CONCLUSIÓN

                Al igual que muchas otras cosas de la vida, como las armas por ejemplo, todo puede funcionar en nuestro beneficio o en nuestro perjuicio dependiendo del uso que le demos a dichas cosas. Por favor, vamos a actuar como seres inteligentes que somos (aunque estas cosas la verdad es que prueban lo contrario) y vamos a poner atención a lo que hacemos para que así no dejemos que una realidad virtual acabe con nuestra vida real, que a diferencia de la virtual, solo hay una.


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